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PD1: Bueno me despido, no sin antes mandar un saludo a Paola y a Sakai, que por lo visto si andan leyendo estas jaladas que la anarquía de la red me permite publicar. Gracias Compañeros !
PD2: Cometarios son bien recibidos, ya sea "posteando" aquí o por correo electrónico
Nota: No, no vieron mal, lo anterior no es un error, es algo llamado predata (PD), un invento muy práctico que no me han querido reconocer ni patentar. La sogem tampoco.
Hoy es sábado, ya casí termina el día y yo apenas hace 2 horas me levanté. Bueno me volví a levantar, porque a las 3 de la mañana ya estaba despierto y me volví a dormir como a las 4 PM. Fuí a la UNAM a presentar el examen de econometría, ya me libre de una materia... creo. Ayer dormí poco, casí a las 11 de la noche aún estaba de ñoño estudiando con mi cuate Sakai, qué fuera de onda nos veiamos ahí sentados en la plaza de coyoacan, mientras el clásico ajetreo del viernes estaba en su clímax.
llegué a la casa, abrí un garrafón, tome agua y me quedé dormido (lo bueno es que puse el despertador). Por la mañana, ya cuando estaba en la puerta para ir a la UNAM, resulta que veo un charquito de agua abajo del garrafón, no me imagino a que horas se pudo haber roto. A lo mejor me esta pasando como en la película japonesa esa que me conto Alex, donde el agua es el personaje malo que mata la gente. Por si las moscas ya cambié al agua de garrafón y la encerré bien pa que no se me escape !
Ayer por fin encontré a Eduardo y le entregué la tesis. Cuando iba para Lasalle, en el metro se subió un chamaco, que segun él hace un año sufrio un accidente cuando repartía pizzas. No tuvo el menor pudor en enseñar sus heridas: -miré señor pasajero aquí en el tobillo me hace falta un hueso- dijo mostrando su pie derecho vendado, se levanto su playera futbolera para decir -acá en la panza se me enterro un fierro, ahí ta la cicatriz-, finalmente remato tocandose un costado -damas y caballeros, aqui tengo una manguerita, no se ve, pero aqui está la marca de la operacion-. Antes de pedir cooperación aseguro venirnos a amenizar el momento con algunas canciones cristianas, que después dijo que eran católicas.. en fin, comenzó con " alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, alabaré a mi señor ...", acompañandose de unas molestas palmadas (al menos para mí). Gracias a Dios (?) que enseguida llegué a centro medico y me bajé a transbordar.
Lo que ví ayer me recordo otro escrito que tenía por ahí (2002) y que se los voy a refritear, asi que aquí les va:
Manzana
10:00 a.m. Me dirijo a la escuela. Viajo sin sueño en el agridulce olor del metro. Pienso que es el primer sábado, después de tantos, cuya madrugada he dormido bien. El día pinta para nublado. Si acaso sale el sol, estoy seguro será un día enfermo: Sol-Frío, mala combinación. Próximo arribo a la estación La Raza anuncia la gastada grabación. Obtengo asiento. El vagón avanza al son de “Por favor permita el libre cierre de puertas… Gracias”. Y comienza pues la vendimia. A sólo 10 pesos un libro de crucigramas con todo y lapicero. 25 éxitos de Juan Gabriel, también por 10 varos.
El viejo se ha instalado en la puerta izquierda, ya dos veces ha tratado de comenzar con su canción, pero los vendedores, con su gritería, no lo han dejado. Estación Hidalgo. Por fin el viejo se coloca la guitarra. Ahora que me fijo bien, parece que la guitarra estuvo mucho tiempo en el agua y en el sol de manera tal que por el costado se ha abultado el acabado. Son como grumos, como lo que nosotros hemos de ser para la faz de la tierra.
Estilo Ranchero-Cristiano-Norteño debería llamarse lo que toca este señor. Se le nota alegre, de un alegre como poca gente tiene en esta ciudad. Aparece la niña. Yo no la había visto. A lo más tendrá unos 9 años, blanca, muy blanca, lo que hace resaltar unas ojerotas de niña en sus ya de por si muy grandes ojos cafés. Pelo largo, muy ondulado rubio cenizo. Unas feas calcetas grises contrastan el sucio vestido ¿blanco? con cuadritos de colores, cinturoncillo rojo mal amarrado. Su abuelo (¿su padre?) continúa con su alegre cantaleta. Dice que sus canciones no hablan del mundo, que de esas ya hay muchas, que él canta las cosas del Señor. Si ustedes leen la Biblia -argumenta a mitad de la canción-, verán que Dios dijo: Si han de cantar, canten la gloria del Señor. (Que dios tan modesto pienso yo). El viejo continúa con sus Salmo-corridos, la niña tiene una manzana roja en la mano (12.50 kilo, Superama), la mira como un bien preciado; tal vez sea su único desayuno, su comida además. Sus tenis deben estar mojados, pues calza unas bolsas trasparentes amarradas a los tobillos de sus escuálidas piernas. Seguramente ayer le agarro la lluvia, y es que en esta ciudad llueve como nunca antes vi. Huele una y otra vez la Manzana, la examina, le da vueltas. Intenta meterla a su bolsita gris colgada al cuello, pero no cabe.
El viejo termina su set de 3 estaciones, automáticamente la niña lanza el discurso final para pedir cooperación. No se le entiende mucho, a fuerza de repetición se ha vuelto monótono e indescifrable, está además su condición de chimuela. El viejo agradece y termina por bendecidnos a todos. Poca gente en verdad ha cooperado y entre ellas no estoy yo. No son tiempos de compadecer, si algunos padecen, para que padecer los demás. Es increíble que la empatía, la lástima se vuelvan mercancía, valor de cambio. Se ha convertido en toda una auto-retro-explotación (Marx se retuerce en la tumba, la explotación del hombre por el hombre nació en el momento en que el trabajo se volvió mercancía). La niña ha mordido la manzana, una marca irregular queda en ésta, la ofrece al viejo, éste niega con una dulce sonrisa, una sonrisa de abuelo, de padre, la sonrisa esa que desde hace 2002 años todos esperamos de Dios.
Se dice del Diablo que su mayor maldad es convencernos de que no existe. De manera análoga el único milagro que podemos atribuir a Dios es convencer a la gente de su existencia. ¿Ironía?
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